Los estudiantes universitarios se mostraron muy receptivos a la virtualidad aunque mencionaron dificultades específicas ligadas a actividades de enseñanza de tipo más «práctico» o al armado de un espacio de estudio en el hogar. Quienes vivían lejos apreciaron la posibilidad de no trasladarse hasta la institución. Hay concenso en ponderar el formato híbrido en el nivel universitario.